sábado, 24 de noviembre de 2007

Intima Recordacion de Si Mismo


Aún cuando parezca increíble, cuando el estudiante se observa a sí mismo, no se recuerda a sí mismo. Los aspirantes, fuera de toda duda, realmente no se sienten a sí mismos, no son conscientes de sí mismos. Parece algo inve¬rosímil que cuando el aspirante gnóstico auto-observa su forma de reír, ha¬blar, caminar, etc., se olvide de sí mismo, esto es increíble pero cierto.

Sin embargo, es indispensable tratar de recordarse a sí mismo, mientras se auto-observa, esto es fundamental para el des¬pertar de la conciencia.

Auto-observarse, auto-conocerse sin olvidarse de sí mismo, es terriblemente difícil pero espantosamente urgente, para lograr el despertar de la conciencia.

Esto que estamos diciendo parece una tontería, las gentes ignoran que están dormidas, ignoran que no se recuerdan a sí mismas, ni aunque se miren a un espejo de cuerpo entero, ni aún cuando se auto-observan en detalle minuciosamente. Este olvido de sí mismo, esto de no recordarse a sí mismo, es realmente la causa causorum de toda la ignorancia humana.

Cuando un hombre cualquiera llega a comprender profundamente que no puede recordarse a sí mismo, que no es consciente de sí mismo, está muy cerca del despertar de la conciencia.

Estamos hablando de algo que hay que reflexionar profundamente. Esto que aquí estamos diciendo es muy importante y no se puede comprender si se lee mecánicamente.

Nuestros lectores deben reflexionar. la gente no es capaz de sentir su propio ego mientras se auto-observa, de hacerlo pasar de un centro a otro, etc.

Observar la propia forma de hablar, reír, caminar, etc., etc., sin olvidarse de sí mismo, sintiendo ese yo adentro, es muy difícil y sin embargo, básico, fundamental, para lograr el despertar de la conciencia.

Es necesario disolver el yo pluralizado, volverlo cenizas, pero tenemos que conocerlo, estudiarlo en los 49 departamentos subconscientes, simbolizados entre los gnósticos por los 49 demonios de Jaldabaoth. Si un doctor va a extirpar un tumor canceroso necesita primero conocerlo, si un hombre quiere disolver el yo necesita estudiarlo, hacerse consciente de él, conocerlo en los 49 departamentos subconscientes.

Durante la intima recordación de sí mismo, en este tremendo super-esfuerzos por ser conscientes de su propio yo, es claro que la aten¬ción se divide y aquí nuevamente a aquello de la división de la atención. Una parte de la atención se dirige como es apenas lógico, hacia el esfuerzo, la otra hacia el ego o yo pluralizado. La íntima recordación de sí mismo es algo que hay que analizar, así mismo, es un estado nuevo que sólo se co¬noce a través de la experiencia directa.

Todo ser humano ha tenido alguna vez esos momentos, estados de ínti¬ma recordación de sí mismo, tal vez en un instante de infinito terror, tal vez en la niñez o en algún viaje cuando exclamamos: ; ¿ y qué hago yo aquí? ¿Por qué estoy yo aquí? La auto-observación de sí mismo acompañada en forma simultánea con la íntima recordación de su propio yo, es terriblemente difícil y sin embargo indispensable para auto-conocerse de verdad.

El yo pluralizado resulta siempre haciendo lo contrario, durante la meditación él goza fornicando cuando tratarnos de comprender la lujuria, él truena y relampaguea en cualquiera de los 49 departamentos subconscien¬tes de Jaldabaoth cuando tratamos de comprender la ira, él codicia no ser codicioso cuando queremos reducir a polvo la codicia.

Intima recordación de sí mismo es darse cuenta cabal de todos esos procesos subconscientes del mí mismo, el ego, el yo pluralizado. auto-observar nuestra forma de pensar, reír, hablar, caminar, comer, sentir, etc. sin olvidarse de sí mismo, de los íntimos procesos del ego, de lo que está ocurriendo allá dentro en los 49 departamentos subconscientes de Jaldabaoth, resulta de verdad espantosamente difícil y sin embargo fundamental para el despertar de la conciencia.

El Despertar de la Conciencia


Existen cuatro estados de conciencia posibles para el hombre: el sueño, la vigilia, la auto-conciencia y la conciencia obje¬tiva.

Imaginad por un momento, querido lector, una casa con cuatro pisos, el pobre animal intelectual equivocadamente llamado hombre, vive normal¬mente en los dos pisos de abajo, pero jamás en la vida usa los dos pisos supe¬riores.

El animal intelectual divide su vida dolorosa y miserable entre el sueño común y corriente y el mal llamado estado de vigilia, que es, por desgra¬cia, otra forma de sueño.

Mientras el cuerpo físico duerme en la cama, el ego envuelto en sus cuerpos lunares anda con la conciencia dormida corno un sonámbulo moviéndose libremente por la región molecular.

E1 ego en la región molecular proyecta sus sueños y vive en ellos; no existe lógica alguna en sus sueños, continuidad, causas, efectos, todas las funciones psíquicas trabajan sin dirección alguna y aparecen y desaparecen imágenes subjetivas, escenas incoherentes, vagas, imprecisas, etc.
Cuando el ego envuelto en sus cuerpos lunares regresa al cuerpo físico, viene entonces el segundo estado de conciencia, llamado estado de vigilia, que en el fondo no es otra cosa sino otra forma de sueño.

Al regresar el ego a su cuerpo físico, los sueños continúan en el interior, el llamado estado de vigilia es realmente el soñar des¬pierto.

Al salir el sol, las estrellas se ocultan, pero no dejan de existir; así son los sueños en el estado de vigilia, ellos continúan secretamente, no dejan de existir.

Esto significa que el animal intelectual equivocadamente llamado hombre, sólo vive en el mundo de los sueños; con justa razón dijo el poeta que la vida es sueño.

El animal racional maneja carros soñando, trabaja en la oficina, en la fábrica, en el campo, etc., soñando, se enamora en sueños, se casa en sueños; rara, muy rara vez en la vida, está despierto, vive en un mundo de sueños y cree firmemente que está despierto.

Ante todo, es necesario comprender que se está dormido, sólo cuando alguien se da cuenta cabal de que está dormido, entra realmente en el cami¬no del despertar.

Quien llega a despertar, se hace entonces auto-consciente adquiere conciencia de sí mismo.

El error más grave de muchos pseudo-esoteristas y pseudo-ocultistas ignorantes, es el de presumir de auto-conscientes, creer además que todo el mundo está despierto, que todas las gentes poseen auto-conciencia.

Si todas las gentes tuvieran la conciencia despierta, la tierra sería un paraíso, no habría guerras, no existiría lo mío ni lo tuyo, todo sería de todos, viviríamos en una edad de oro. Cuando uno despierta conciencia, cuando se hace auto-consciente, cuando adquiere conciencia de sí mismo, entonces es cuando realmente viene a conocer la verdad sobre sí mismo.

Antes de alcanzar el tercer estado de conciencia, (la auto-con¬ciencia), uno realmente no se conoce a sí mismo, aún cuando crea que él mismo se conoce. Es indispensable adquirir el tercer estado de conciencia, subir al tercer piso de la casa, antes de tener derecho a pasar al cuarto piso.

El cuarto estado de conciencia, el cuarto piso de la casa, es realmente formidable. Sólo quien llega a la conciencia objetiva, al cuarto estado, puede estudiar las cosas en sí mismas, el mundo tal cual es.

Quien llega al cuarto piso de la casa, es fuera de toda duda un iluminado, conoce por experiencia directa los misterios de la vida y de la muerte, posee la sabiduría, su sentido espacial está plenamente desarrollado.

Durante el sueño profundo podernos tener destellos del estado de vigilia, durante el estado de vigilia podemos tener destellos de auto-conciencia, durante el estado de auto-conciencia podernos tener destellos de conciencia objetiva.

La identificación y la fascinación conducen al sueño de la conciencia. ejemplo: vais muy tranquilos por la calle, os encontráis de pronto con una manifestación pública, vociferan las multitudes, hablan los líderes del pueblo, ondean al aire las banderas, las gentes parecen como locas, todos hablan, todos gritan.

Aquella manifestación pública está muy interesante, ya vosotros os olvidasteis de todo lo que teníais que hacer, os identificáis con las multitudes, las palabras de los oradores os convencen.

Tan interesante está la manifestación pública que ya os habéis olvidado de sí mismos os habéis identificado con aquella manifestación callejera, que ya no pensáis en otra cosa, estáis fascinados, ahora estáis fascinados, ahora caéis en el sueño de la conciencia, mezclados con las multitudes que gritan, vosotros también gritáis y hasta lanzáis piedras e insultos, estáis soñando a lo lindo, ya no sabéis quién sois, se os ha olvida¬do todo.

Vamos ahora a poneros otro ejemplo más sencillo, estáis en la sala de vuestra casa sentados ante la pantalla de televisión, aparecen escenas de va¬queros, hay balaceras, dramas de enamorados, etc., etc.

La película resulta muy interesante, ha llamado totalmente vuestra atención, ya os habéis olvidado tanto de sí mismo que hasta gritáis entu¬siasmados, estáis identificados con los vaqueros, con los balazos, con la pareja de enamorados.

La fascinación es ahora terrible, ya ni remotamente os acordáis de sí mismos, habéis entrado en un sueño muy profundo en esos momentos sólo queréis ver el triunfo del héroe de la película, os alegráis con él, os preocupa la suerte que pueda correr.

Son millares y millones las circunstancias que producen identificación, fascinación y sueño. Las gentes se identifican con las personas, las cosas, las ideas y a todo género de identificación le sigue la fascinación y el sueño. Las gentes manejan carros soñando y también matan a los peatones que van soñando por las calles, absortos en sus pensamientos.

Durante las horas de reposo, del cuerpo físico, el ego se sale del cuer¬po físico y se lleva sus sueños a donde quiera que va. Al volver al cuerpo físico, al entrar nuevamente al estado de vigilia, continúa con sus mismos sueños y así pasa toda su vida, soñando.

Las personas que mueren dejan de existir, pero el ego, el yo, continúa en las regiones suprasensibles más allá de la muerte. A la hora de la muerte, el ego se lleva sus sueños, su mundanalidad y vive en el mundo de los muer¬tos con sus sueños, continúa, con la conciencia dormida, ambula como un sonámbulo, dormido, inconsciente.

Quien quiera despertar conciencia debe trabajar aquí y ahora. Tenemos la conciencia encarnada y por ello debemos trabajarla aquí y ahora, quien despierta conciencia aquí en este mundo, despierta en todos los mundos.

Quien despierta conciencia en este mundo tridimensional, despierta en las dimensiones cuarta, quinta, sexta y séptima. Los cuatro evangelios insisten en la necesidad de despertar aquí y ahora, pe¬ro las gentes no entienden.
Las gentes duermen profundamente, pero creen que están despiertas, cuando alguien acepta que está dormido, es señal clara de que ya comienza a despertar. Es muy difícil hacerle comprender a otras personas que tienen la conciencia dormida, las gentes no aceptan jamás la tremenda verdad de que están dormidas.

Quien quiera despertar conciencia debe practicar de momen¬to en momento la intima recordación de sí mismo. Esto de es¬tarse recordando a sí mismo de momento en momento es de hecho un trabajo intensivo. Basta un instante de olvido, para comenzar a soñar a lo lindo.

Necesitamos con urgencia estar vigilando todos nuestros pensamientos, sentimientos, deseos, emociones, hábitos, instintos, impulsos sexuales, etc. todo pensamiento, toda emoción, todo movimiento, todo acto instin¬tivo, todo impulso sexual, deben ser auto-observados inmediatamente conforme van surgiendo en nuestra psiquis, cualquier descuido en la aten¬ción es suficiente cómo para caer en el sueño de la conciencia.

Muchas veces vais por la calle absortos en vuestros pensamientos, iden¬tificados con esos pensamientos, fascinados, soñando a lo lindo, de pronto pasa un amigo junto a vosotros, os saluda, no le contestáis el salu¬do porque no le veis, estáis soñando, el amigo se enoja, supone que voso¬tros sois gentes sin educación o que posiblemente estáis enojados, el amigo también va soñando, si estuviera despierto no se haría a sí mismo seme¬jante conjetura, se daría cuenta de inmediato que vosotros vais dormidos.

Vais en un vehículo de transporte de la ciudad, tenéis que bajaros en determinada calle, pero vais identificados, fascinados, soñando a lo lindo con un negocio en vuestra mente, o con un recuerdo, o con un afecto, de pronto os habéis dado cuenta de que os habéis pasado de calle, hacéis detener el vehículo y luego a regresar a pie unas cuantas calles.

Son muchas las veces en que os equivocáis y golpeáis donde no debías golpear, porque estáis dormidos. Es muy difícil mantenerse despierto de momento en momento, pero es indispensable. Cuando aprendemos a vivir despiertos de momento en momento, entonces dejamos de soñar aquí y fuera del cuerpo físico.

Cuando uno aprende a vivir despierto, de momento deja de soñar aquí y en los mundos superiores. Es necesario saber que el ego "yo", en¬vuelto en sus cuerpos lunares, se sale del cuerpo físico cuando el cuerpo duerme, desgraciadamente el ego vive dormido en los mundos su¬periores.

Dentro de los cuerpos lunares existe además del ego, eso que se llama esencia, alma, fracción de alma, conciencia. Es a esa conciencia a la que debemos despertar aquí y ahora. Aquí en este mundo tenemos la conciencia, aquí debemos despertaría si es de verdad que queremos dejar de soñar y vivir conscientes en los mundos superiores.

La persona consciente no tiene problemas de desdoblamiento.

El problema de aprender a desdoblarse a voluntad es tan solo para los dormidos. La persona despierta ni siquiera se preocupa por apren¬der a desdoblarse vive consciente en los mundos superiores mientras su cuerpo físico duerme en la cama.

La persona ya no sueña, durante el reposo del cuerpo vive en esas regiones donde la gente anda soñando, pero con la conciencia despierta. La persona despierta está en contacto con la logia blanca, visi¬ta los templos de la gran fraternidad universal blanca, se entrevista con su Guru-Deva, mientras su cuerpo duerme.

La intima recordación de sí mismo de momento en momento. Desarrolla el sentido espacial y entonces hasta podemos ver los sueños de las gentes que andan por las calles.

E1 sentido espacial incluye en sí mismo, vista, oído, olfato, gus¬to, tacto, etc. el sentido espacial es el funcionalismo de la conciencia despierta.

Los chacras, de los cuales habla la literatura ocultista, con relación al sentido espacial, son lo que la llama de un cerillo, con relación al sol. Si bien la intima recordación de sí mismo de momento en momento es fundamental para despertar de la conciencia, no lo es menos aprender a manejar la atención.

Los estudiantes gnósticos deben aprender a dividir la atención en tres partes: sujeto, objeto, lugar.

Sujeto, no caer en el olvido de sí mismo ante ninguna representación.

Objeto, observar en detalle toda cosa, toda representación, todo hecho, todo suceso por insignificante que éste parezca, sin el auto-olvido de sí mismo.

Lugar, observación rigurosa del lugar donde nos hallemos, preguntán¬dose a sí mismo: ¿qué lugar es éste? ¿Por qué estoy aquí? Dentro de este factor lugar, debemos incluir la cuestión dimensional, pues podría darse el caso de encontrarse realmente en la cuarta o en la quinta dimensión de la naturaleza durante el momento de observación.

Recordemos que la naturaleza tiene siete dimensiones, dentro del mundo tridimensional reina la ley de gravedad, dentro de las dimensiones superiores de la naturaleza, existe la ley de la levitación. a1 observar un lugar, no debemos olvidar jamás la cuestión de las siete dimensiones de la naturaleza, conviene entonces preguntarse a sí mismos: ¿En qué dimensión estoy? Y luego es necesario, a modo de verifica¬ción, dar un saltito lo más largo posible con la intención de flotar en el ambiente circundante.

Es lógico que si flotamos es porque nos encontramos fuera, del cuer¬po físico, no debemos olvidar jamás que cuando el cuerpo físico duerme, el ego con los cuerpos lunares y la esencia adentro, ambulan in¬conscientes como un sonámbulo en el mundo molecular.

La división de la atención entre sujeto, objeto, lugar, conduce al despertar de la conciencia. Muchos estudiantes gnósticos, después de acostumbrarse a este ejercicio en esta división de la atención, en tres partes, a estas preguntas, a este saltito, etc., durante el estado de vigilia, de momento en momento, resultaron practicando el mismo ejercicio durante el sueño del cuerpo físico.

Cuando realmente estaban en los mundos superiores y al dar el famoso saltito experimental, flotaron deliciosamente en el ambiente circundante; entonces despertaron conciencia, entonces recordaron que el cuerpo físico había quedado dormido entre la cama y llenos de gozo pudieron dedicarse al estudio de los misterios de la vida y de la muerte, en las dimensiones superiores.

Es apenas lógico decir que un ejercicio que se practica de momento en momento diariamente, que se convierte en un hábito, en una costumbre, se graba tanto en las distintas zonas de la mente, que después se repite automáticamente durante el sueño, cuando realmente estamos fuera del cuerpo físico, y el resultado es el despertar de la conciencia.