viernes, 13 de agosto de 2010

En donde no hay muerte

Conocer y comprender nuestras raices es lo que nos da una nocion de nuestro destino, de lo que somos y de lo que hemos sido, asi sabremos cual sera nuestro porvenir.

Es importante para los integrantes de todas las culturas en el mundo afianzarse a sus raices, conocerlas, para saber su propia identidad, para valorar sus origenes, no para envanecerse ni llenarse de orgullo, sino para conocerse mas a si mismo, y asi poder compartir lo que se Es.

El Ser es inefable, es lo que sustenta la vida misma, Es lo que Es, lo que ha sido y lo que sera. En el fondo de cada uno de nosotros brilla esa chispa divina, ese halito que habita profundamente en cada uno de nosotros, aquello que nos hace unicos y por tanto tambien nos hace hermanos de nuestros semejantes.

El Ser es eterno, pero para manifestarse en este mundo fisico adopta diferentes formas, de acuerdo al tiempo y al espacio en el cual se manifiesta, asi se enriquece la vida, se presenta ya con un ropaje, ya con otro...

Cada cultura en el mundo manifiesta la grandeza del Ser, es importante no rendir culto a los hombres ni a la personalidad de los mismos ya que son del tiempo, y lo que es del tiempo, nace, vive y muere en su tiempo, por el contrario, una persona solo es verdaderamente reconocida cuando el Ser se manifiesta en ella y a traves de ella, los grandes hombres que el mundo ha tenido, lo han sido porque se ha manifestado en ellos el Ser, el Espiritu Divino, aunque ciertamente no en todos se ha manifestado en su maximo esplendor.

En el Museo del Templo mayor, del Instituto Nacional de Antropologia e Historia, en la Ciudad de Mexico hay una interesantisima exposicion, donde podran apreciarse elementos antropologicos y culturales que definen los origenes de identidad del mexicano de nuestros tiempos y que ciertamente, bien estudiados, analizados y comprendidos, sabiendo extraer de entre la letra que mata, el espiritu que vivifica, pueden orientarnos fuertemente para hacer resurgir en nosotros nuestra identidad y proyectarnos hacia el futuro como Mexicanos, asi con el verdadero auto-conocimiento, podremos dar respuesta y solucion a este antiguo canto Nahuatl, sabiendo que la victoria esta en nosotros mismos, aqui y ahora:

Me siento ebrio, lloro, sufro,
cuando sé, digo y recuerdo:
¡Ojalá nunca muriera yo,
ojalá jamás pereciera!
¿En dónde no hay muerte?
¿En dónde es la victoria?
¡Ojalá que nunca muriera yo,
ojalá que jamás pereciera…!


Informacion sobre la exposicion en:

No hay comentarios.: